Antes de nada, ¿quiénes son los osetas? A ambos lados de la cordillera Gran Cáucaso (aproximadamente entre el mar Negro y el mar Caspio) hay un territorio conocido como Osetia, dividido políticamente entre la República Osetia del Norte - Alania, con capital en Vladikavkaz, y la república parcialmente reconocida de Osetia del Sur con capital en Tsjinval.
Estos osetas son los descendientes lejanos y últimos representantes de los iranios del norte, denominados escitas y sármatas por los antiguos y alanos y roxolanos durante la Edad Media. Su cultura, a pesar de habe recibido durante siglos la influencia del Cáucaso, guarda algunos vestigios indoeuropeos, pero aún y así sus dioses y cultos pertenecen al Cáucaso, encontrándose muchas similitudes entre ellos y sus vecinos circasianos, abjasos o georgianos. Dentro de la mitología oseta destaca especialmente el vasto ciclo épico de los Nartos.
Los Nartos son una mítica raza sobrehumana, que destaca por sus cualidades sobrenaturales (cuerpos de acero, poderes mágicos, fuerza sobrehumana...). La mayoría de su tiempo estaba destinado a banquetes o a guerras. Se dividían en tres poblados o partes de poblado, repartidas de manera escalonada a lo largo de una pendiente montañosa: en la cima los Æhsærtaeggatæ, hacia la mitad los Alægatæ y en el nivel inferior los Boratæ. Cada familia destacaba por un rasgo:
<<Los Boratæ eran ricos en ganado; los Alægatæ eran especialmente inteligentes; los Æhsærtaeggatæ se distinguían por su heroísmo y valor>>.
Se pueden distinguir así en esta descripción las tres funciones de las que nos hablaba Dumézil, si consideramos que la función sagrada-jurídica es un ejercicio que requiere de mayor inteligencia que las otras dos. Esto se refuerza al tener en cuenta que los Alægatæ eran los especialistas en las grandes borracheras que se desarrollaban a lo largo de todo el Cáucaso con valor religioso. Los nartos tenían una gran sala llamada Nykhas donde harían fiestas y beberían.
Los nartos se sumían constantemente en incesantes querellas, la mayoría de ellas entre la familia de los ricos (los Boratæ), y los guerreros (los Æhsærtaeggatæ), batalla sin principio ni fin, sin vencedores ni vencidos, hostilidad básica pero no exterminadora de ningún bando que tiende a ser puesta en paralelo con la guerra fundadora del grupo social tal y como la representan otros grupos indoeuropeos, como romanos y sabinos en Roma, Ases y Vanes en Escandinavia... Entre estos nartos hay algunos como Atsamaz, Hamytz, Uryzmag, pero se alzan principalmente tres: Batraz, Soslan y Syrdon
BATRAZ (en oseta, Батырадз) era el líder y el mayor guerrero de los Nartos. Su nacimiento fue muy poco común:
Durante una cacería, el Narto Xæmyc [el que será el padre de Batraz] se dispone a matar a un espléndido ciervo blanco cuando se le adelanta un hombre pequeñísimo que, para su gran sorpresa, desuella el animal entero y da vuelta al cuerpo entero sin dificultad. Fraternizan, y el hombrecillo lo pasma todavía más devorando ante sus ojos una parte enorme de la carne y organizando en seguida una cacería copiosa. En el momento de la separación le da a Xæmyc dos tercios de las piezas, la parte del primogénito, dice, y la parte del compañero. Da su nombre por fin: es de la familia de los Bycentæ, de la raza de los Donbettyrtæ o genios de las aguas. Encantado, Xæmyc solicita esposa de esta maravillosa familia
-Tengo una hermana, en efecto - responde el hombrecillo -, y te la daríamos gustoso, pero es que vosotros los Nartos os ofendéis fácilmente, y es el caso que una ofensa nos enferma, un reproche nos mata, y me temo que no tendrás fuerzas para protegerla...
-Es cosa mía - contesta Xæmyc- , dádmela.
El hombrecito promete y fija un plazo. Llegado el plazo Xæmyc y los Nartos más respetados se dirigen a casa de los Bycentæ a recoger a la novia. ¡Horror! ¡Es una ranita! El cortejo parte en seguida, pero Xæmyc se queda el último, desliza a la rana entre las gualdrapas de su arzón. De regreso en su casa, tira la silla de montar en un rincón de su cuarto...
Por la noche la maravilla se consuma: la rana se vuelve una bella joven que ilumina la alcoba como si hubiese salido el sol por el techo. Xæmyc se despierta, deslumbrado, y la mujer le dice su secreto: de día le es imposible salir de su piel de rana, en la cual no puede permanecer por la noche. Xæmyc la conserva, pues, en su casa, donde , diligente y diestra, corta y cose por centenares ropas que le da para repartir entre los Nartos más pobres.
-No temas que se nos acaben las reservas, dice, lo que toco no se agota nunca.
Pero Xæmyc, locamente enamorado, no quería desprenderse de ella, por lo que por el día se la llevaba a las asambleas de los Nartos metida en un bolsillo. El malévolo Narto Syrdon se da cuenta de esto y lo grita injuriosamente. La rana, ofendida, le dice que ya no puede vivir más con él y le ruega que la devuelva al umbral de sus padres, pero le revela que está encinta:
-De ti se ha formado en mí un germen masculino. Si hubiese podido mamar mi leche, habría sido sin rival en el mundo, la espada no le habría hecho daño, la flecha no lo habría traspasado. ¡Ay! Preséntame tus hombros, y de un soplido te traspasaré el embrión.
Xæmyc vacila, pero ella sopla y entre los dos hombros surge un absceso.
-Cuéntale todo a Satana [madre de los Nartos, conocida por su gran sabiduría] -termina la esposa-, y te dirá cuándo será tiempo de abrir el absceso.
Xæmyc vuelve, confía el asunto a Satana, que cuenta los días. Cumplido el plazo, abre el absceso. Pasa ante sus ojos un fuego rojo: es un niñito con cuerpo de acero ardiente, que brota y va a caer en el mar. La hermosa agua azul no es sino una nube encima de un fondo desecado. Cuando se enfría la nube, cae en lluvia, colma el mar y lo desborda.
Otra variante cuenta así la aparición de Batraz: cumplido el plazo, Satana, hermana y cuñada de Xæmyc (pues se casó con Uryzmag, que era hermano común a los dos), colocó un gran cuchillo en el séptimo piso de una torre, y en la parte baja, siete calderos llenos de agua. Satana subió al séptimo piso y rompió con el cuchillo el absceso de Xæmyc. Como una tromba, llenándolo todo de llamas, el niño, cuya carne es de acero, se precipitó hacia abajo, y los siete calderos no bastaron para frenar su caída, llegando a hundirse en el suelo hasta las rodillas y exigiendo agua con grandes gritos.
-Tengo una hermana, en efecto - responde el hombrecillo -, y te la daríamos gustoso, pero es que vosotros los Nartos os ofendéis fácilmente, y es el caso que una ofensa nos enferma, un reproche nos mata, y me temo que no tendrás fuerzas para protegerla...
-Es cosa mía - contesta Xæmyc- , dádmela.
El hombrecito promete y fija un plazo. Llegado el plazo Xæmyc y los Nartos más respetados se dirigen a casa de los Bycentæ a recoger a la novia. ¡Horror! ¡Es una ranita! El cortejo parte en seguida, pero Xæmyc se queda el último, desliza a la rana entre las gualdrapas de su arzón. De regreso en su casa, tira la silla de montar en un rincón de su cuarto...
Por la noche la maravilla se consuma: la rana se vuelve una bella joven que ilumina la alcoba como si hubiese salido el sol por el techo. Xæmyc se despierta, deslumbrado, y la mujer le dice su secreto: de día le es imposible salir de su piel de rana, en la cual no puede permanecer por la noche. Xæmyc la conserva, pues, en su casa, donde , diligente y diestra, corta y cose por centenares ropas que le da para repartir entre los Nartos más pobres.
-No temas que se nos acaben las reservas, dice, lo que toco no se agota nunca.
Pero Xæmyc, locamente enamorado, no quería desprenderse de ella, por lo que por el día se la llevaba a las asambleas de los Nartos metida en un bolsillo. El malévolo Narto Syrdon se da cuenta de esto y lo grita injuriosamente. La rana, ofendida, le dice que ya no puede vivir más con él y le ruega que la devuelva al umbral de sus padres, pero le revela que está encinta:
-De ti se ha formado en mí un germen masculino. Si hubiese podido mamar mi leche, habría sido sin rival en el mundo, la espada no le habría hecho daño, la flecha no lo habría traspasado. ¡Ay! Preséntame tus hombros, y de un soplido te traspasaré el embrión.
Xæmyc vacila, pero ella sopla y entre los dos hombros surge un absceso.
Estatua de Satana en Siria |
Xæmyc vuelve, confía el asunto a Satana, que cuenta los días. Cumplido el plazo, abre el absceso. Pasa ante sus ojos un fuego rojo: es un niñito con cuerpo de acero ardiente, que brota y va a caer en el mar. La hermosa agua azul no es sino una nube encima de un fondo desecado. Cuando se enfría la nube, cae en lluvia, colma el mar y lo desborda.
Otra variante cuenta así la aparición de Batraz: cumplido el plazo, Satana, hermana y cuñada de Xæmyc (pues se casó con Uryzmag, que era hermano común a los dos), colocó un gran cuchillo en el séptimo piso de una torre, y en la parte baja, siete calderos llenos de agua. Satana subió al séptimo piso y rompió con el cuchillo el absceso de Xæmyc. Como una tromba, llenándolo todo de llamas, el niño, cuya carne es de acero, se precipitó hacia abajo, y los siete calderos no bastaron para frenar su caída, llegando a hundirse en el suelo hasta las rodillas y exigiendo agua con grandes gritos.
(Extraído de DUMÉZIL, G., Escitas y osetas. México, 1996, pp. 24-25)
De Batraz veremos más información posteriormente.
SOSLAN / SOSRYKO (en oseta Сослан y en ubijé, abjasio y adigué sawsərəqʷa): es el más temible de los guerreros nartos. Su personaje comporta numerosos rasgos de tipo solar, aunque su interdependencia con el astro es menor de la que relaciona a Batraz con el rayo.
Dancing Soslan, Vladikavkaz |
Al igual que Mitra (dios de la luz solar de origen persa, que pasó a formar parte del imperio romano), Soslan nació de una piedra (la petra generatrix en el caso de Mitra): Un pastor, conmovido por la belleza de Satana, pero sin poder llegar a ella, pues les separa un río ancho y rápido, proyecta su simiente que, por sobre las aguas, azota la piedra sobre la que está sentada Satana. Satana se lleva a casa la piedra que al cabo de nueve meses trae al mundo a un niño, Soslan, con la ayuda del herrero de los Nartos, Kurdalægon [tanto en Batraz como en Soslan aparece la figura del bebé-héroe "templado", en relación con prácticas mágicas: Las mujeres llevaban sus niños a la forja y el herrero los zambullía en el agua que le servía para templar el hierro, rezando a la vez para fortificar al niño. En otros casos, las mujeres encintas iban a la forja, donde eran rociadas con agua mezclada con carbones, y en los casos de partos difíciles, hacían a la parturienta beber del agua que hubiera servido para templar una espada]. El herrero coge al recién nacido con las tenazas, lo templa y lo vuelve invulnerable, salvo en la rodilla (o en la cadera, según versiones), tapada por el hierro de las tenazas [este hecho obviamente recuerda a Aquiles y a su invulnerabilidad. Como veremos a continuación, al igual que Aquiles, Soslan morirá debido a este punto débil]. Otra versión dice que para ser invulnerable debía ser sumergido y templado en leche, por lo que Kurdalægon preparó una artesa con 100 odres de leche, pero la artesa era muy corta, y para poder caber dentro, Soslan tuvo que flexionarse dejando las rodillas fuera, que serían su punto débil
El relato de su muerte también varía tremendamente dependiendo de la versión, en el caso oseta echando la culpa a Syrdon: Soslan volvía de visitar el mundo de los muertos, para pedir a su difunta esposa un procedimiento que sirviera para conseguir otra, cuando Syrdon se enteró del secreto de su invulnerabilidad y de la de su caballo [el caballo de Soslan tan sólo podía morir si era herido por debajo de sus cascos]. Syrdon incita a los diablos a que le lancen proyectiles desde debajo de la tierra, a los cascos del caballo, que se desploma herido, tirando al suelo a Soslan. En ese momento se dirige a un ser misterioso, una especie de objeto pensante, la Rueda de Balsæg, que baja del cielo cortándole la rodilla (o la cadera). Otra de las versiones cuenta que, previamente, Soslan había insultado a la hija de Balsæg, una especie de genio celeste que, en venganza, arrojó sobre él una rueda cortante. Esta rueda fue golpeando en todo el cuerpo del invulnerable Soslan sin herirle, hasta que por consejo de Syrdon golpeó en la rodilla. Tras la muerte de Soslan, todos los seres de la creación acudieron a llorarle, salvo uno que no era sino Syrdon disfrazado. Todo esto provoca que el dúo Soslan-Syrdon guarde una gran relación con el dúo escandinavo Baldr-Loki, por varias razones:
-Primero, por ser Syrdon/Loki el que quiere asesinar a Soslan/Baldr (los escandinavos aducen la envidia como motivo, Baldr era el dios más bello y más querido).
-Segundo, porque Soslan/Baldr es totalmente invulnerable, salvo por un sólo aspecto (en el caso de Baldr, era invulnerable a todo salvo al muérdago, al que no se le hizo jurar que no mataría a Baldr por considerarlo inofensivo), punto débil que acaba por conocer Syrdon/Loki.
-Tercero, porque, a pesar de conocer su punto débil, Syrdon/Loki no es el asesino, sino el instigador del asesinato (en el caso escandinavo, una vez que Loki descubrió su debilidad, le dijo a Hodr, el hermano ciego de Baldr, que le tirara algo a Baldr, pues todos los dioses se entretenían así, conscientes de que debido a su invulnerabilidad no le harían nada. Lo que Hodr no supo, es que lo que Loki le había dado para tirar a Baldr no era sino la ramita de muérdago a la que era vulnerable, y que acabó con su vida).
-Cuarto, porque, tras la muerte de Soslan/Baldr, todos los seres de la creación lloran su muerte salvo uno, que no es sino el instigador de este asesinato, Syrdon/Loki.
-Y quinto, porque tanto Syrdon como Loki no aparecieron con su verdadero rostro negándose a llorar la muerte de Soslan/Baldr, sino que aparecieron metamorfoseados en un ser distinto. Es decir, ambos tenían la capacidad de metamorfosearse en lo que quisieran, de ocultar su apariencia, lo que Enrique Bernárdez llama trickster o "tramposo" (Los Mitos Germánicos, p. 247, término extraído de Jan de Vries).
Pero a diferencia de Batraz, Soslan no muere, sino que tras este ataque los Nartos lo sepultan vivo.SYRDON: Como se acaba de mencionar, Syrdon guarda muchísimos aspectos en común con Loki, su homólogo escandinavo. Al igual que Loki con los Ases, las bromas, trampas y trucos que ejerce Syrdon muy a menudo se muestran en detrimento de los Nartos, causándoles la desgracia, pero en otras situaciones ha conseguido salvarles, por lo que, al igual que su homólogo, Syrdon no es exclusivamente malvado, e incluso se deice que a pesar de sus fechorías es apreciado por los Nartos. Pero al contrario que Loki, cuya inteligencia no es creadora, Syrdon inventó la faendyr, instrumento de cuerda usado por todo el Cáucaso, y que se dice que construye con las venas de sus propios hijos, que habían sido masacrados por sus crueles "bromas". Con el faendyr en sus manos, Syrdon inventa naturalmente el canto, hecho que corresponde con el que todos los Nartos consideran especialista en el uso de la palabra y el discurso, aspecto en el que vuelve a recordar a Loki por episodios como la Lokasenna.
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