lunes, 18 de febrero de 2013

La Titanomaquia

Vamos con mitología grecolatina (o clásica, como prefiráis llamarla). Dentro de esta mitología son especialmente llamativos dos relatos que, si bien no son de carácter escatológico (término que se aplica a aquellos relatos que especulan acerca del fin del mundo), como el Ragnarok o el Apocalipsis, sí que tiene una dimensión colosal, al estilo de las anteriores: la Titanomaquia y la Gigantomaquia.
Entre ambos relatos se ha producido a menudo una gran confusión, que no es nueva, pues ya los autores clásicos hablaban simplemente de una gran batalla, no de dos, lo que hace pensar que cada uno englobaría involuntariamente la otra batalla dentro de la mencionada: Hesíodo mencionaba exclusivamente la Titanomaquia, que será la que se trate en esta entrada, y Ovidio la Gigantomaquia.

-Antecedentes: Anteriormente, en el cielo gobernaba Crono, el Titán más joven, tras haber derrocado a su propio padre Urano con la ayuda de su madre Gea (la Tierra). Cuando gobernaba en el cielo, Urano había encerrado en el Tártaro a los Titanes hermanos de Crono, por lo que lo primero que hizo este al subir al poder fue liberar a sus hermanos. Sin embargo, Urano, antes de ser derrocado, profetizó a Crono que los hijos de este le derrocarían de la misma manera que Crono hizo con él. Para evitar esto, fue devorando uno a uno a todos los niños que tenía con su esposa y hermana Rea.
Dos de los cuadros más famosos que muestran este motivo: Saturno devorando
a sus hijos
, de Goya (1819-1823), y Saturno, de Rubens (1636)



Sin embargo, siguiendo una leyenda arcadia que recoge Pausanias en su Descripción de Grecia (VIII, 8, 2), logró esconder a su quinto y sexto hijo, Poseidón y Zeus, engañando a Crono y haciendo pasar a sus dos hijos por un potro y una piedra envuelta en pañales, respectivamente, que Crono engulló creyendo que se trataba de ellos.
Ya a salvo, Rea llevó a Zeus a una cueva del monte Ida en Creta, donde fue criado por los Curetes o Coribantes, quienes entrechocaban sus armas para crear ruido cuando el bebé lloraba, para que Crono no escuchase el llanto de Zeus, y la cabra Amaltea que lo amamantaba. Zeus, jugando, le rompió sin querer un cuerno, y para compensar a la cabra la subió al cielo, convirtiéndola en la constelación de Capricornio, y al cuerno roto le otorgó poder para que, a quien lo tuviera, le concediese lo que quisiera, por lo que pasó a conocerse como Cuerno de la abundancia o Cornucopia. Este cuerno, representado a menudo con flores y frutas, es el equivalente al Sampo de la mitología finesa.
Escultura romana de una Cornucopia, s. I d. C.
Cuando Zeus se hizo mayor, consiguió recuperar a sus hermanos gracias al brebaje que Metis, diosa de la sabiduría, le dio a Crono, haciéndole vomitar a los 5 hijos que había devorado, que salieron intactos, y junto a Zeus organizaron la rebelión contra su padre. Son curiosas a nivel iconográfico las representaciones ya mostradas de Saturno devorando a sus hijos, pues, teniendo en cuenta que estos salieron intactos del estómago de Zeus, tuvieron que haber sido tragados sin más, y no devorados a dentelladas, pero esta tipología es más llamativa formalmente.

-La guerraLos Titanes fueron encabezados por Crono, e incluían a Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Atlas y Menecio, mientras Zeus encabezó el bando opuesto, junto a sus 5 hermanos Hestia, Hera, Deméter, Hades y Poseidón, además de los Hecatónquiros o Hecatonquiros (gigantes con 100 brazos y 50 cabezas) y los Cíclopes, pues ambos grupos habían sido encarcelados por Crono, y tras ser liberados por Zeus decidieron ayudarle. Los Hecatonquiros (Briareo, Coto y Giges) les ayudaron lanzando piedras enormes a los Titanes de cien en cien, mientras los Cíclopes (Brontes, Estéropes y Arges) fabricaron los rayos de Zeus, que a partir de entonces se convirtieron en atributos fundamentales.
La Caída de los Titanes, de Cornelis van Haarlem (c. 1588)

-ConsecuenciasTras 10 años de guerras, finalmente los Olímpicos se hicieron con la victoria, dividiendo el botín: Zeus se quedó con el dominio del cielo, Poseidón el del mar y Hades con el inframundo, y encerraron en el Tártaro a todos los Titanes salvo a aquellos que se habían mostrado neutrales o incluso favorables a la causa de Zeus, como Océano y las Titánides Tea, Rea (la esposa de Crono), Temis, Mnemósine (madre de las 9 Musas), Febe y Tetis. Tampoco encerró en el Tártaro a Atlas, a quien le dio un castigo diferente: dado que durante la guerra, Urano (aquí ya era una simple personalización del cielo) casi se había derrumbado, Atlas sería el encargado de sujetar los cielos por toda la eternidad.

-Crono (Saturno) en RomaSin embargo, no todas las versiones están de acuerdo, pues los romanos, que no consideraban a Saturno como un mero dios derrocado por su hijo, sino como una divinidad de gran importancia, defendían que cuando Zeus (Júpiter) venció, Saturno no fue encerrado en el Tártaro sino que se marchó a un exilio dorado en el Lacio, donde permaneció allí durante siglos latente (en latín lacens, de donde viene el nombre de "Lacio"). En este tiempo se produjo así la Saturnia Regna o "reinado de Saturno", la época dorada del Lacio. Aquí viviría con su amigo Jano, el dios de las dos caras. Esta "reinado de Saturno" fue celebrado a menudo por los romanos, bajo el nombre de Saturnalia, que comenzaba el 24 de diciembre. Era un periodo de 3-4 días en los que se suspendía el poder de los amos sobre sus esclavos, quienes tenían derecho de expresarse en libertad, los tribunales y escuelas cerraban, no se permitía la guerra ni la ejecución de criminales, y toda la ciudad dejaba de trabajar para marchar al monte Aventino.
Este culto a Saturno desarrollado en Roma puede testificarse también tanto con el día de la semana que le dedicaron (sábado -> saturday -> "día de Saturno") como con el templo que le erigieron en el Foro Romano.

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